Salomas
Mareas tomó dos rumbos iniciales: el registro visual del agua en la ribera sobre pliegos emulsionados y la impresión de algas marinas kelp sobre papel. Lo cual devendría en la multiplicación de tonalidades fuera del espectro azulado, hacia los marrones y rojizos, la recuperación de cristalización salina en la obra e imágenes vivas que registran su entorno a partir de la luz, las condiciones atmosféricas y la localización geográfica en que se encuentran. A partir de Mareas, Paola Dávila explora de manera casi científica las posibilidades de la cianotipia en relación a distintos materiales orgánicos, como la seda y la sal, pero principalmente alumbra un camino distinto sobre la abstracción contemporánea. Su trabajo reciente inaugura conversaciones al interior de la producción artística actual para invitarnos a pensar cómo es que las nuevas visualidades acuden a técnicas ancestrales desde un planteamiento teórico distinto, en suma, la búsqueda por reconfigurar la relación entre ciencia, técnica, tecnología y vida.
La obra de Paola Dávila nos conduce a reflexionar sobre distintos aspectos de la producción artística contemporánea. Por un lado, lo performático como herramienta crucial en la investigación fotográfica (Todos los días son lunes, 2020-2021) y, principalmente, en la incorporación de metodologías que proveen enfoques distintos sobre la relación entre arte y biología o bien arte y ecología. En otra dimensión, que es la que sustenta el trabajo curatorial de Salomas, la incorporación de las formas marinas y oceánicas para desdoblar nuestro pensamiento sobre el futuro, como lo han planteado recientemente pensadoras como Chus Martínez; la potencialidad del arte de convertirse en imagen y objeto inacabado, afectado por (nuestras) distintas formas de vida; y la performatividad y rol que artistas contemporáneas están explorando hoy en día para relacionarse en nuevas y distintas direcciones con la producción artística y su entorno.
Mareas y las series que de ella devienen abren lo que a mi parecer es un tipo de obra operante y dotada de agencia, de acuerdo a su posibilidad de cambio a partir del contexto: las cianotipias cambian según las condiciones atmosféricas, las fuentes de luz y rayos UV y el contexto geográfico en el que se encuentran. De alguna manera, la obra es un cuerpo vivo y cambiante que interactúa con el lugar que las acoge. El título Salomas se refiere a un tipo de canto que los marineros entonaban para coordinar el trabajo colectivo que hacía funcionar las antiguas naves, así, alude también a la unión de agencias y elementos que articulan la obra y la activan a lo largo de su vida.
El trabajo reciente de Paola Dávila se articula entonces entre distintas intersecciones para narrar un paisaje del que sabemos muy poco, el marino. En él se encuentran las potencialidades de la abstracción contemporánea y los lenguajes y visualidades provenientes de la ciencia, rescatados gracias a técnicas antiguas; la importancia del relato desde distintos cuerpos —flora y fauna, la corporalidad misma de la artista— y el énfasis en la exploración del arte contemporáneo como un espacio de pensamiento sobre preguntas urgentes en la ecología crítica.
Lorena Peña Brito.
Referencias:
Pascal Quignard. Butes. México: Sexto Piso, 2019.
Chus Martínez. «Is the Ocean an Art Space?», The Current. MUDAM Luxemburgo. Julio, 2021.
Chus Martínez. «The Ocean as a Space». AA School of Architecture. Junio, 2019.