Lugares que terminan por llegar 


En Lugares que terminan llegando, busco, en primera instancia, construir un paisaje interior basado en los esquemas del movimiento Pictorialista que tuvo lugar a finales del siglo XIX y principios del XX; una corriente donde los fotógrafos tenían mucho interés en lo subjetivo y en la creación de microuniversos protectores. Con estos paisajes interiores paso de espacios meramente contemplativos, llenos de agradables sensaciones de autoprotección, a espacios donde podría reconocerme e interferir; sin haber perdido la sensación de un microuniverso personal que he construido o construyo en ciudades extranjeras o lugares de tránsito (apartamentos, casas, hoteles) o en circunstancias a las que no pertenezco.

En ese sentido, intento asumir tanto para mí misma como para el espectador de mis imágenes, lo que Bachelard afirma: "Los valores de la intimidad son tan absorbentes que el lector (espectador) no lee (ve) nuestra habitación: vuelven a ver la suya" (La poética del espacio).

Es decir, los espacios, siendo ajenos a mí misma, se transforman para que puedan percibirse como algo de mi vida cotidiana. Esto también se aplica al espectador, para que se vea reflejado y sienta estas imágenes como parte de su propia historia.

Cambiando sentimientos (que serán determinados y que haré evidentes desde la paleta de colores, por la desnudez de la resolución visual, por la austeridad de las formas) que se transforman según el recorrido del viaje o el espacio y que determinarán el acabado de la imagen, donde, de hecho, el estado de ánimo predominará sobre la composición. Lo que hago es una construcción de metáforas, en ciertas circunstancias existenciales de tiempo y espacio, para reconocerme. George Lakoff y el filósofo Mark Johnson mencionan respecto a las metáforas de la vida cotidiana: “De la misma manera que buscamos metáforas para enfatizar y hacer coherente lo que tenemos en común con otra persona, buscamos metáforas personales que enfaticen y hagan coherentes nuestros propios pasados, nuestras actividades presentes, nuestros sueños y esperanzas, así como nuestros objetivos”

Places that end up arriving


In Places that end up arriving, my primary aim is to construct an inner landscape based on the schemes of the Pictorialist movement that took place in the late 19th and early 20th centuries; a trend where photographers had a keen interest in the subjective and in creating protective micro-universes. Through these inner landscapes, I move from merely contemplative spaces, filled with pleasant sensations of self-protection, to spaces where I can recognize and interfere without losing the sense of a personal micro-universe that I have built or am building in foreign cities or transit locations (apartments, houses, hotels), or in circumstances where I do not belong.

In this sense, I try to assume, both for myself and for the viewer of my images, what Bachelard asserts: "The values of intimacy are so absorbing that the reader (viewer) does not read (see) our room: they see theirs again" (The Poetics of Space). That is to say, these spaces, being foreign to myself, are transformed so that they can be perceived as something from my daily life. This also applies to the viewer, so they can feel reflected and perceive these images as part of their own story.

Changing feelings (which will be determined and made evident through the color palette, the simplicity of visual resolution, and the austerity of forms) transform according to the journey or space, determining the image's finish, where the mood predominates over the composition. What I do is construct metaphors, in certain existential circumstances of time and space, to recognize myself. George Lakoff and philosopher Mark Johnson mention regarding metaphors in everyday life: "Just as we seek metaphors to emphasize and make coherent what we have in common with another person, we seek personal metaphors that emphasize and make coherent our own pasts, our present activities, our dreams, and hopes, as well as our goals."